domingo, 31 de enero de 2010

La moda no está en las pasarelas



Articulo de Paola Álvarez en el Periodico de Cataluña


Fecha: 30 de enero del 2010
La moda no está en las pasarelas

PAOLA Álvarez
Si hay algún campo en el que se puede afirmar que Berlín aún le va a la zaga a otras grandes metrópolis europeas e internacionales es en el de la moda. No es que la capital alemana no marque tendencias, que lo hace, sino que su Semana de la Moda queda muy lejos en influencia e importancia de eventos similares en París, Londres o Nueva York. La sexta Fashion Week berlinesa, que se ha celebrado en los últimos días, ha dejado claro que no es suficiente con ser «la ciudad de moda» para convertirse instantáneamente en «la ciudad de la moda». A Berlín le queda mucho para alcanzar la relevancia de otras fashion weeks más veteranas. Mientras los organizadores y el Gobierno de la capital siguen preguntándose qué ha podido pasar–al margen de las críticas levantadas por haber celebrado el evento en la plaza que sirve de monumento en recuerdo de la quema de libros por parte de los nazis en 1933– los berlineses siguen paseando por las calles con sus originales y variados estilos personales sin prestar demasiada atención a algo que a la mayoría le queda bastante lejos. Y es que la clave es justo esa. Que, como tantas otras cosas en esta ciudad, la moda no está tanto en los escenarios más o menos institucionalizados como fuera de ellos. En definitiva, que la moda no está en las pasarelas sino en las calles o que las calles berlinesas son las pasarelas. Quizá por eso el otro evento fashion que ha coincidido con la Semana de la Moda sí que ha tenido más éxito. Se trata de la feria Bread&Butter que, tras años de compartir primero y competir después con Barcelona, volvió a instalarse en Berlín el pasado verano. La diferencia es que lo que vende la B&B es la moda urbana, un concepto mucho más fácil de asociar a una ciudad como Berlín que la alta costura o los grandes nombres de la moda internacional.Y, aun así, hay que decir que, tras dar varias vueltas por la feria en ese espectacular escenario que ha encontrado en el aeropuerto de Tempelhof, una sigue con la impresión de que lo que se ve por esos pasillos se acerca más al mainstream europeo que a la extravagancia berlinesa. Y es que en una ciudad capaz de rescatar cualquier moda imposible gracias a sus decenas de tiendas de segunda mano y reinventársela en fiestas y eventos en las que cada uno corta y recorta las prendas como le viene en gana hasta encontrar su look definitivo, limitarse a la moda de franquicias equivale a estar completamente fuera de onda. Cualquier otra opción es mejor acogida y los diseñadores locales –profesionales o aficionados– lo saben. Por eso no es difícil encontrar cada vez más ropa «de diseño» con modelos únicos en mercadillos y pequeñas tiendas de barrio. Eso sí, a menudo a precio de pasarela.Para los bolsillos más afectados por la crisis siempre queda la opción de asistir a las fiestas de intercambio de ropa, que también las hay. El que repite modelo dos temporadas no tiene excusa en Berlín. Aunque uno puede elegir también la opción de pasar de los fashion victims (víctimas de la moda), sean de mercadillo o de pasarela, y ponerse lo que le de la santa gana, que para eso estamos en Berlín.